Silla ha descubierto el poder mágico de la sangre y ahora debe enfrentarse a un enemigo inmortal.
Es imposible saber quién eres hasta que pasas un tiempo a solas en un cementerio. Para Silla Kennicot y Nick Pardee, el camposanto es el centro del universo.
Él vive enfadado con el mundo porque se ha visto obligado («mi madre se había trasladado a Arizona y fingía que yo no existía») a regresar a la ciudad en la que creció: Yaleylah, en Misuri.
Ella vive desnortada desde la muerte (¿Asesinato? ¿Suicidio? ¿Asesinato y suicidio?) de sus padres. Hasta que llega a sus manos un extraño libro que le envía un desconocido que firma «El Diácono».
«Tu padre —escribe— era un hechicero y un sanador con un maravilloso talento.» Y ahí está la prueba: líneas y líneas, diagramas, círculos dentro de círculos salpicados de letras griegas, runas, pictogramas… Son hechizos mágicos para localizar objetos, predecir el futuro o sanar males. La sal encabeza todas las listas de ingredientes, que incluyen sin excepción una gota de sangre.
¿Es la oportunidad que esperaba para desentrañar el misterio de la muerte de sus padres? Silla cree que sí, y decide probar un hechizo, Regeneración , en el viejo cementerio, a salvo de las miradas indiscretas... Pero Nick la ve.
Así, unen sus destinos para descubrir que alguien muy poderoso se esconde tras las muertes de sus progenitores. Juntos se adentran enun mundo de magia negra y deberán despojarse de sus creencias, olvidarse de quienes eran o creían que eran, prescindir de sus conocimientos sobre la vida y la muerte, cambiar su manera de ver el poder y la riqueza, y entregarse a los secretos que la sangre esconde.
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