¡Como me gustaría ir a verlo!
El Teatro Valle Inclán pone su escenario al servicio de la obra más relevante de Bram Stoker. Esta dignísima representación, con una exquisita puesta en escena y una narración impecable, nos mantiene pegados al asiento desde que bajan las luces al comienzo de la obra. Con unos medios limitados pero efectivos, la compañía desarrolla la trama entre decorados sugerentes y con un apoyo audiovisual –con sorpresa incluida– que se aleja por completo de la abstracción y el exagerado conceptualismo del que a veces pecan no pocas producciones de presupuesto muy superior.
El trabajo actoral, totalmente armónico, está excepcionalmente dirigido por Ignacio García May. Los protagonistas de Drácula sostienen su papel a golpe interpretativo, con unos diálogos estudiados y fluidos que nos sumergen en la historia sin que nos demos cuenta. Al igual que un vampiro, la historia entra en nuestra cabeza invitada por nosotros mismos, sin posibilidad de expulsarla una vez dentro de nuestros dominios. Atrapados y seducidos sin remisión, nos vemos envueltos en una trampa de seda donde la seducción, el terror y la intriga llevan el peso de la obra. Entre mis personajes preferidos se encuentra la inolvidable Mina, magistralmente encarnada por la actriz Xenia Sevillano, que despliega un abanico de registros amplísimo y de lo más variopinto.En definitiva, una obra muy recomendable, especialmente para aquellos que siguen apostando por un teatro fresco pero sólido, con una narración y una puesta en escena brillantes.
Las secuencias narrativas están perfectamente delimitadas, aun saltando temporalmente entre el pasado y el presente y alternando las vivencias de los personajes. El vestuario es igualmente destacable, constituyendo un elemento clave en cuanto a ambientación se refiere.
Drácula se representa en el Teatro Valle-Inclán, situado en la Plaza de Lavapiés s/n, hasta el 10 de enero de 2010. Podréis disfrutar de esta magnífica obra de martes a sábados a las 20.30h y los domingos a las 19.30h. Quitaos las bufandas al entrar, ladead la cabeza y adentraos en el mundo de la vida eterna…
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